El último artículo del proyecto publicado en Biology Letters informa que las golondrinas que mueren durante condiciones climáticas adversas y que viven en colonias más grandes tienen cerebros más pequeños que las aves que sucumben debido a otras causas. Este estudio fue posible gracias a nuestra colección de especímenes, que consta de alrededor de 2500 aves que encontramos muertas durante los últimos 38 años, habiendo muerto estas aves por mal tiempo, atropelladas por automóviles o por otras razones. Gigi Wagnon hizo este análisis como parte de su tesis de maestría. Los resultados parecen sugerir que las golondrinas que se enfrentan a entornos más impredecibles y desafiantes, como cuando la comida escasea durante el mal tiempo o en colonias pequeñas donde no se puede confiar en otros miembros de la colonia para encontrar comida o evitar a los depredadores, tienen una ventaja si tienen las mayores habilidades cognitivas inherentes a tener cerebros más grandes. Los períodos más frecuentes de mal tiempo, como se predice bajo el cambio climático, pueden favorecer cerebros más grandes, en promedio, en el futuro.
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